“Si un hijo mío siguiese mi consejo y se convirtiese en ejecutivo de cuentas, le ofrecería esta nueva advertencia:
No podrás prosperar mucho si actúas tan sólo como un canal de comunicación entre el cliente y los departamentos de la agencia, de la misma forma que un camarero se mueve entre los “chefs” de la cocina y los clientes del comedor. Estos superficiales ejecutivos de cuentas se denominan con más propiedad “hombres de contacto”. No hay duda de que ejercerás con aplomo esta sencilla función pero confío en que considerarás tu trabajo como algo más importante. Los buenos ejecutivos de cuentas adquieren la experiencia más complicada de todas: se convierten en hombres especializados en marketing”.